Abrazando la Tecnología Educativa: una nueva forma de impulsar el aprendizaje
Muchos educadores se preocupan por la facilidad con la que los estudiantes pueden hacer trampa utilizando diferentes tecnologías, pero... ¿Está la educación privando a los estudiantes de un aprendizaje crucial?
Marisol Marcin, Ph.D.
3/1/20233 min read


Muchos educadores pasan una cantidad considerable de tiempo diseñando tareas que se pueden completar a través de la tecnología sin involucrar a los estudiantes en el proceso de aprendizaje. Es innegable que las generaciones más jóvenes son hábiles con la tecnología. Cuando les das tecnología a los jóvenes estudiantes promedio, ellos pueden entenderla si están interesados. Sin embargo, muchos de esos estudiantes tienen dificultades para completar las tareas en el aula o comprender el contenido que forma parte de su plan de estudios.
Mientras tanto, los estudiantes pasan horas interactuando con la tecnología y aprendiendo habilidades, muchas veces sin ningún adulto que les ayude a entender lo que están haciendo.
Los educadores innovadores han reconocido desde hace tiempo el potencial de la tecnología para revolucionar la educación. Sin embargo, muchos instructores siguen sintiendo aprehensión acerca de incorporar la tecnología en sus prácticas de enseñanza, temiendo que pueda facilitar el engaño académico o disminuir la calidad de la experiencia de aprendizaje..
Los retos a comienzo de esta década pusieron de manifiesto el potencial de las herramientas virtuales en la educación. Debido a la pandemia, las escuelas y los hogares tuvieron que adaptarse rápidamente, y si bien no todo fue exitoso, aprendimos que era posible enseñar utilizando diferentes herramientas y de formas muy poco tradicionales. Durante este tiempo, todas las industrias tuvieron que cambiar; desde supermercados que ofrecían servicios de entrega de alimentos, hasta médicos que brindaban consultas virtuales, el mundo se vio obligado a adaptarse a los avances tecnológicos.
A pocos años de la revolución tecnológica, podemos observar cómo muchas industrias aprovecharon esas lecciones y desarrollaron nuevas formas de trabajar, mientras que otras no pudieron adaptarse y desaparecieron. En cuanto a la educación como industria, ¿está avanzando en la dirección correcta?
Parece que le tenemos demasiado miedo a los peligros de la tecnología como para ver su potencial. Mientras luchamos por encontrar formas de asegurarnos de que los estudiantes no estén usando Chat GPT u otros sistemas de inteligencia artificial para escribir sus trabajos o como traductores en el aula de idiomas, estamos pasando por alto cómo estas herramientas podrían llevar el aprendizaje de los estudiantes a un nivel completamente nuevo.
Los traductores en línea, por ejemplo, se han vuelto cada vez más precisos, lo que significa que los aprendientes a veces los usan para traducir sus tareas. También significa que los estudiantes pueden utilizarlos para conectar sus dos idiomas. Imagina decirles a tus estudiantes que utilicen su traductor para describir su hogar y luego pedirles que observen cómo funcionan los adjetivos como punto de partida para comprender el género y el número.
Después podrían embarcarse en una búsqueda de verificación de datos y finalmente discutir sus hallazgos. Esta actividad pondría en primer plano habilidades importantes que los estudiantes necesitan dominar al interactuar con el conocimiento en línea.
Chat GPT y otras tecnologías similares permiten a las personas generar contenido escrito que a menudo parece humano, pero no requiere experiencia o conocimiento por parte del 'creador'. ¿Qué tal si utilizamos estas tecnologías en las etapas iniciales de la escritura para que los estudiantes puedan explorar sus ideas haciendo preguntas, categorizando temas y encontrando conexiones?


La integración de nuevas y disruptivas tecnologías en el currículo es un desafío, pero si las abordamos con curiosidad y permitimos que nuestros estudiantes se unan a nosotros en el proceso de aprendizaje, también les enseñaremos el poder de una comunidad de aprendizaje, lo que les ayudará a convertirse en mejores estudiantes. Por supuesto, hay muchas otras consideraciones en esta búsqueda, y las abordaré en futuras publicaciones.
Por ahora, quiero concluir enfatizando que si bien es natural preocuparse por los posibles riesgos de la tecnología en el aula, es importante recordar que estas herramientas también tienen un enorme potencial para mejorar el aprendizaje e involucrar a los estudiantes de formas nuevas e innovadoras. Al adoptar la tecnología y utilizarla para crear experiencias de aprendizaje más personalizadas y atractivas, podemos preparar mejor a nuestros estudiantes para los desafíos y oportunidades del siglo XXI.